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sábado, 1 de febrero de 2025

Harakiri for the Sky - "Scorched Earth" (Blackgaze / Post / Atmospheric Black)

Y hablando de Blackgaze se aparece una de las bandas más interesantes de lo últimos años en este sector, Harakiri For The Sky me sorprendió desde sus inicios, con "Aokigahara" (2014) ya se les presentía el buen hacer, con "III:Trauma" siguió dando esperanzas y al llegar "Arson" (2018) alacanzaron lo que para mi ha sido el pináculo de su carrera, decayendo algo con "Mære" (2021) dejándome esa sensación de que podían más. Ahora con "Scorched Earth" siento que demuestran que esa percepción era cierta, aunque el disco sea -nuevamente- demasiado largo.

El último trabajo de Harakiri for the Sky es una clase de sonido melancólico que equilibra hábilmente la tristeza y la agresión. Con él, este dúo austríaco continúa su tradición de mezclar Post y Black Atmosférico en una experiencia cohesiva y emocionalmente resonante. El álbum abre con Heal Me,  la cual establece un tono sombrío con sus melodías inquietantes y voces emotivas. La pista pasa sin problemas entre pasajes serenos y crescendos intensos, encapsulando el sonido característico de la banda. En este tema destaca un riff dirigido por los teclados que cala en el cerebro, la mejor del disco probablemente y que voy a nominar como contendiente a Canción del Año de ELOMC

Luego el tema Keep Me Longing sigue, mostrando la capacidad de la banda para crear un intrincado trabajo de guitarra que se entrelaza con letras conmovedoras. La estructura de la canción permite una exploración dinámica de los temas, equilibrando la agresión con momentos introspectivos. Otro tema destacado es Without You I'm Just a Sad Song, que comienza con delicadas notas de piano antes de evolucionar hacia una composición poderosa. La yuxtaposición de una instrumentación suave y voces crudas crea una narrativa convincente de pérdida y anhelo.

En el resto de "Scorched Earth" se muestra la destreza de la banda para mezclar elementos melódicos con una intensidad ennegrecida. Se ofrecen ritmos enérgicos y líneas de guitarra evocadoras, mientras que la atmósfera se siente reflexiva, destacando la versatilidad de la banda. Yo podría decir que Harakiri For The Sky ha evolucionado hacia un sonido menos agresor en favor de más melodía y sensación atmosférica, lo han hecho sin olvidar sus raíces Black, pero sin duda esta es la grabación menos 'brvtal' de su discografía.

En "Scorched Earth", Harakiri for the Sky ha creado un álbum profundamente conmovedor que resuena tanto en los fans de toda la vida como en los recién llegados. Sus intrincadas composiciones y su profundidad emocional lo convierten en un lanzamiento destacado en el género del Post Black y su ligero cambio de dirección me ha parecido bien logrado, ciertamente recuperando una buena forma. Me gustó mucho y habiendo logrado algo de contención en la duración del trabajo, podría haber sido un disco extraordinario, sin embargo, no puedo dejar de alabar su gran calidad.

8.5/10


viernes, 24 de enero de 2025

Besna - "Krásno" ( Post / Blackgaze)

Los eslovacos Besna han emergido con "Krásno" (su segundo disco, en realidad), un álbum que es a partes iguales catarsis emocional y viaje atmosférico. Con una mezcla de grandeza Post y Blackgaze, el disco ofrece un viaje que hala de las fibras sensibles y de los tímpanos. Pero si bien el disco muestra las capacidades técnicas y emocionales de la banda, ocasionalmente se tambalea con clichés familiares.

Desde las notas iniciales de "Krásno", Besna crea un estado de ánimo que se siente como ver una tormenta eléctrica atravesar una vasta llanura. La producción es exuberante, con capas de guitarras que brillan, todo apuntalado por ritmos enérgicos y una sensación de urgencia contenida. Las pistas a menudo se construyen con paciencia, tejiendo melodías delicadas antes de desatar poder crudo y distorsionado. Es una fórmula dinámica y, si bien no es revolucionaria, la banda la ejecuta con precisión.

La cualidad sobresaliente del álbum es su profundidad emocional. El vocalista hace uso de letras en eslovaco, lo que añade una capa de autenticidad y resonancia cultural a la música. Sin entender para nada el idioma, la interpretación sugiere suavidad inquietante e intensidad. Abundan los aspectos destacados, temas como Krásno ejemplifican la capacidad de la banda para generar tensión con intrincadas líneas de guitarra antes de ofrecer el clímax sonoro. Por otro lado, canciones como Oceán Prachu muestran la voluntad de la banda de bajar el ritmo y apoyarse en su lado más melódico, ofreciendo a los oyentes la oportunidad de respirar en medio de las canciones más pesadas, especialmente Bezhviezdna Obloha, la más interesante del trabajo.

A pesar de todas sus virtudes, "Krásno" tropieza ocasionalmente con su propia ambición. La tendencia a los clímax prolongados pueden -a veces- ser un exceso en el manual del Post y no siempre aportan suficientes ideas nuevas para diferenciarse de bandas similares, tipo Harakiri For The Sky, de quienes se les percibe inspiración. Los momentos de previsibilidad corren el riesgo de opacar el impacto emocional del álbum, especialmente para los oyentes que ya están familiarizados con el estilo. Pero aunque a "Krásno" le falta en originalidad innovadora creo que lo compensa con corazón, existe la sensación de que este disco es muy personal para sus creadores.

En definitiva, "Krásno" es un disco que puede cautivar a los fans del Post y el Blackgaze. No reinventa el género, pero su resonancia emocional y su ejecución lo convierten en una incorporación interesante. Besna demuestra que es capaz de crear música evocadora; si logra refinar su enfoque para encontrar un sentido de identidad más propio, su próximo trabajo podría ser admirable.

7.5/10


martes, 17 de diciembre de 2024

Sgàile - "Traverse The Bealach" (Post / Progressive)

"Traverse The Bealach" del unipersonal escoces Sgàile es una exploración cautivadora de Post Progresivo y Atmosférico que invita a los oyentes a un reino de paisajes serenos y un terreno emocional tumultuoso. Aunque el título del álbum hace referencia al bealach (un término gaélico para un paso de montaña), este trabajo es mucho más que un mero viaje geográfico. Es, en esencia, un viaje sonoro a través de picos y valles de sonido, emoción y ritmo, que ofrece tranquilidad y tensión en igual medida.


En esencia, "Traverse The Bealach" es un disco que sabe cómo crear un estado de ánimo. El disco muestra un escenario con oleadas de guitarra reverberantes y sintetizadores ambientales que crean una sensación envolvente, atrayendo a un mundo que se siente vasto, abierto y ligeramente abrumador. La estructura de las canciones son relativamente simples, pero su dinámica cambia con fluidez, capturando la sensación de moverse. 

La instrumentación del álbum se caracteriza por su enfoque un tanto minimalista. Las guitarras suelen ser escasas, lo que crea amplios espacios para que los llenen los demás elementos. La batería, cuando aparece, es tenues pero propulsora, en varias zonas se combina líneas de piano y percusión distante, creando una sensación etérea, casi catártica. Hay un delicado equilibrio entre la fragilidad y la fuerza en los arreglos del álbum, y casi nunca se siente forzado, quizás simple, repito.

Sgàile, cuyo hombre detrás se llama Tony Dunn, introduce arreglos y múltiples líneas de guitarra que se entrelazan y se entrecruzan en una danza hipnótica. Hay una sensación inconfundible de ascender a través de un laberinto, en el que cada giro revela algo nuevo y familiar. La tensión resultante entre la repetición y la progresión es uno de los puntos fuertes del álbum, que atrae sutilmente a los oyentes hacia adelante sin exigir abiertamente su atención. Sin embargo, no todo es introspección a gran altitud. Temas como Silence, The Ptarmigans Cry y Lamentations By The Lochan inyectan una urgencia necesaria, una influencia más agresiva. La distorsión creciente y la sección rítmica palpitante ofrecen un alejamiento del estado de ánimo por lo demás suave del álbum. 

Si hay algún inconveniente en "Traverse The Bealach", es, uno, que es otra vez muy largo, pasada la hora y dos, que a veces puede apoyarse demasiado en sus tendencias ambientales, hasta el punto en que ciertas pistas se confunden. A veces, parece como si Sgàile estuviera más centrado en evocar un estado emocional específico que en crear canciones distintas. Si bien esto funciona en el contexto de un álbum destinado a ser experimentado como un todo, las pistas individuales no siempre se destacan tan claramente como podrían.

Aun así, "Traverse The Bealach" es un segundo disco notable, su primero "Ideals & Morality" (2021) fue bien recibido, entiendo que gustando incluso un poco más que éste. Ya sea que se esté buscando algo para musicalizar una reflexión tranquila o para acompañar un largo viaje por un terreno desconocido, este álbum es un compañero digno. Recorrer este paso de montaña musical no es solo una experiencia pasiva; recompensa a quienes escuchan atentamente los matices y capas sutiles que solo se revelan con el tiempo.

7.5/10


jueves, 12 de diciembre de 2024

Panzerfaust - "The Suns of Perdition - Chapter IV: To Shadow Zion" (Black / Post / Sludge)

El grupo canadiense de Black, Panzerfaust siempre ha sabido tejer conceptos grandiosos y filosóficos en su música, y "The Suns of Perdition - Chapter IV: To Shadow Zion" continúa esa tradición con una feroz y sugerente introducción a su ambiciosa saga de varios capítulos. Este álbum, el cuarto de una serie que explora temas de guerra, decadencia espiritual y el fin de las civilizaciones, sube la apuesta con su atmósfera implacable, estructuras complejas y una intensidad casi operística. Es un álbum que exige paciencia y compromiso de sus oyentes, pero recompensa a quienes se atreven a involucrarse con él a un nivel más profundo.

Lo primero que llama la atención de "To Shadow Zion" es su atmósfera implacable. Panzerfaust siempre se ha destacado por crear paisajes sonoros expansivos y emocionalmente pesados, y este álbum no es una excepción. Desde el primer tema, The Hesychasm Unchained, la banda te envuelve en una tormenta de riffs helados, percusión marcial y growls. Es un muro de sonido que evoca la sensación de vagar por una ruina antigua y decadente, pero el sonido está lejos de estar estancado; la sensación de movimiento es constante, aunque se adentra cada vez más en el frío abismo.

Donde Panzerfaust brilla es en su capacidad de mezclar los elementos tradicionales del Black con momentos de introspección Post y agresiones Sludge. Las guitarras se mantienen afiladas en todo momento, ofreciendo riffs fríos, punteados con trémolo, que son hipnóticos. Sin embargo, la habilidad de la banda en la dinámica es lo que los distingue del resto. Las secciones más suaves y atmosféricas del álbum, como en The Damascene Conversions, están acentuadas por conmovedores arreglos orquestales que añaden una capa adicional de profundidad, sin resultar nunca exagerados ni autocomplacientes.

El tema To Shadow Zion (No Sanctuary) habla de la narrativa más amplia del álbum, que explora el colapso de una visión utópica, la caída de Sion como concepto físico y metafísico. Con influencias de la literatura apocalíptica y críticas a la fe ciega, las letras presentan un mundo que se precipita hacia el olvido, donde los ideales se corrompen y la idea misma de la salvación se vuelve obsoleta. Aunque las letras de Panzerfaust suelen ser densas y requieren varias leídas/escuchas para desentrañarlas por completo, nunca son menos que convincentes. el disco construye un retrato escalofriante de un mundo donde la ideología se convierte en el catalizador de la destrucción.

Las interpretaciones técnicas son de primer nivel, el baterista Brad May, ofrece una interpretación que va desde blastbeats de furia hasta patrones más lentos y melancólicos que complementan los momentos más oscuros y contemplativos del álbum. El trabajo de cuerdas, a cargo de Brock Van Dyk y Wojtek Sokolowski, es a la vez castigador e intrincado, con muchas armonías discordantes y melodías en tonos menores que resuenan a lo largo del álbum como un estribillo inquietante. Mientras tanto, la voz del líder Thomas Remigio varía desde rugidos guturales hasta gritos angustiados, capturando perfectamente el sombrío paisaje emocional que la banda crea con tanto cuidado.

"To Shadow Zion" es un esfuerzo que combina ferocidad e inteligencia. Si bien exige concentración y persistencia, la recompensa es un álbum que ofrece mucho más que la suma de sus riffs y voces abrasadoras. Panzerfaust ha creado algo que se siente a la vez personal y universal, una visión sombría de un mundo al borde del colapso y, sin embargo, hay un rayo de esperanza enterrado en la oscuridad. Para los oyentes que estén dispuestos a soportar su peso y complejidad, "The Suns of Perdition - Chapter IV: To Shadow Zion" demuestra ser una experiencia que vale la pena.

8.5/10


viernes, 8 de noviembre de 2024

Sólstafir - "Hin Helga Kvöl" (Post / Folk / Shoegaze)

"Hin Helga Kvöl" de Sólstafir es uno de esos discos que se siente como un fantasma no invitado: no estás muy seguro de si está aquí para atormentarte, inspirarte o simplemente hacerte tomar otra cerveza. Esta banda islandesa de Post tiene un don para crear álbumes que se perciben como folclore antiguo desenterrado de una tumba cubierta de musgo y salpicado con suficiente distorsión atmosférica para hacerte sentir como si hubieras marcado accidentalmente una estación de radio de una dimensión diferente. Pero este no es el típico cuento de fogatas amigables. La mezcla de Doom cinematográfico y Black, con infusión de Folk de Sólstafir es densa, a veces lo suficientemente densa como para hacerte preguntarte si simplemente no eres lo suficientemente sombrío como para entenderlos.

El álbum comienza con el tipo de paisaje sonoro envolvente que te hace sentir como si te hubiera recogido el viento en una oscura costa islandesa. Pero, como ocurre con muchos de los trabajos de Sólstafir, este no es tanto un sonido que te relaje y te haga vibrar, sino más bien una prueba de resistencia. Con cuarenta y ocho minutos de duración, "Hin Helga Kvol" tiene temas que se desarrollan como novelas, que exigen que te sientes, te abroches el cinturón y dejes que la narración te inunde, desafortunadamente ninguno me terminó de impactar. Y aunque el álbum rezuma cierta mística poética, hay una sensación inquebrantable de que podría haber sido diez minutos más corto sin perder mucho. Cada tema parece aferrarse al peso existencial del mundo, lo que da lugar a un disco que a menudo es más pesado que verdaderamente profundo.

Pero hay algo innegablemente encantador en la forma en que Sólstafir equilibra la crudeza cruda con una melodía inquietante. Su vocalista Aðalbjörn Tryggvason (así se escribe, pero dígame alguien como se pronuncia) es en parte poeta torturado, en parte chamán, canalizando un espíritu que suena a partes iguales exhausto y enfurecido. Su voz tiene el peso del antiguo folclore islandés, no importa si entiendes o no el islandés: las canciones te atraviesan como una guadaña y te deja mirando perplejo de lo que acabas de oir.

La producción aquí es otra mezcla de todo. Por un lado, captura el sonido central de la banda: neblina Shoegaze y estruendo Post a partes iguales. Pero, a veces, es difícil no sentir que todo es demasiado ruidoso, demasiado implacable. Hay una cualidad monótona en algunas de las pistas que, en lugar de ser hipnótica, termina sintiéndose como si estuvieras atrapado en un sonido que no termina. Cuando estás inmerso en ella, la retroalimentación ambiental y la reverberación sónica crean este paisaje inmersivo y salvaje que es a partes iguales fascinante y agotador. Pero tras varias escuchas, es fácil empezar a sentir que el sonido de Sólstafir en este disco tiene tanto que ver con la atmósfera como con la ocasional canción de relleno disfrazada de un viaje épico.

Cuando llegué al final de "Hin Helga Kvol", me quedé a la vez desconcertado y algo aliviado. Este no es un álbum fácil de digerir. Ni siquiera es particularmente divertido. Hubiera querido que me gustara más; desde "Svartir Sandar" (2011) y "Ótta" (2014), incluso todavía con "Berdreyminn" (2017) no hacen esa cosas geniales que los dieron a conocer fuera de su terruño.., mira que es difícil destacar cantando en ese idioma. Es verdad que Sólstafir tiene una manera única de convertir el terror existencial en un viaje sonoro que es a la vez miserable y extrañamente mágico, como si estuvieran aquí para recordarte la belleza de las cosas rotas, pero esta vez no vengas esperando un éxito: es más como mirar fijamente un hermoso acantilado islandés mientras te congelas: extraño y brutal... no se si vale la pena cada escalofrío.

6.5/10