Enero, especialmente los primeros días, son el desierto metalero. Fuera de Mechina, todo es ensayo y error y en general los discos se suceden bandeando entre lo terrible y lo espantoso. Pero a veces, solo a veces, acontecen las sorpresas, como por ejemplo el improbable Power venido nada menos que de Islandia, de donde no sale sino -el mejor, ciertamente- Black o Atmosférico. Nadie podía esperarse que una banda de allende, con el ridículo nombre de Power Paladin y una más ridícula aún portada pudiera mostrar algo que valiera la pena... pero los milagros de comienzo de año ocurren.
Con un nombre que tampoco se va a fijar con facilidad en la mente, Power Paladin presenta su debut "With The Magic Of Windfyre Steel", un disco de nueve canciones y cincuenta y un minutos que va a sorprender a más de uno de los seguidores del género. Y los va a sorprender porque, a pesar de algún detalle en lo que respecta a lugares comunes y reiteración excesiva en algún tema, este disco es bueno, de corazón que es una delicia para los que gustamos de los chillidos ridículos, los orcos y el poderío de la bondad virginal mezclados con guitarras afiladas y teclados melcochosos.
Fuera de jodedera, Power Paladin es un sexteto de un país donde lo improbable del Power se hace realidad, la gente se baña en volcanes y hacen un discazo. "With The Magic Of Winfyre Steel" cumple con la primera regla del Metal: haz unas putas buenas canciones, lo demás son arreglos y técnica. Y lo hacen, agregándole riffs de The Legend Of Zelda, descarguitas a lo banda de los setenta y homenajes a Rhapsody Of Fire y Avantasia, chillidos que solo escuchan los murciélagos, mucho buen gusto y algunos de los riffs más emocionantes que he escuchado en un buen tiempo.
Este disco tiene al menos cinco buenos temas y tres de ellos sobresalientes, Evermore, Dark Crystal y There Can Be Only One son canciones que por derecho propio podrían pasar al imaginario de más de un amante del estilo. La última de ellas la voy a dejar como primera nominada a Canción del Año de ELOMC. Y aunque Power Paladin no evade totalmente la realidad del lugar común y abuso momentáneo del ridículo del que adolece el género, la verdad se siente que lo hacen bien y que lo mejor que logran son los coros de sus canciones; es casi absurdo lo fácil que les salen esas partes en las que -especialmente en el Power- se invita a cantar al público. Además de que el disco les suena de buena producción, no hay excesos de protagonismo de los miembros de la banda, sus habilidades técnicas están a la par de cualquiera y el scream de Atli Guðlaugsson (como quiera que se pronuncie) puede partir copas... pues todo en el orden que se espera.
Alguien, a modo de reproche y con buen ojo, me dijo que mis comentarios tendían cada vez hacia el sector oscuro del Metal, Black, Death y asquerosidades de esas, pues para mostrar que todavía tengo un corazoncito rojo por el que circula amor, elfos y héroes, les dejo como recomendación a Power Paladin, quien puede agotar con su melodía, pero mientras se les aguante, pueden terminar siendo de lo mejor del Power en el naciente 2022... ya vendrán sonidos más gruesos.
8/10