"Amen" de Igorrr es un manifiesto intrépido de ferocidad Avant-Garde, un disco que logra cristalizar el caos esencial de la banda en su forma más ambiciosa y emocionalmente impactante hasta la fecha. Este séptimo álbum no solo perfecciona la mezcla característica de Breakcore, Barroco, Death y Neoclásico, sino que también introduce un refinamiento y una madurez asombrosos en su sonido, a menudo impregnado de locura, coronando a "Amen" como la obra más lograda e inventiva de su catálogo hasta la fecha.
"Amen" profundiza en la esquizofrenia musical que forja la reputación de Igorrr. Temas como Daemoni y Headbutt ejemplifican la gama cinética del disco; Electrónica masiva, riffs demoledores, un bajo espectral y demoníaco, blastbeats caóticos y repentinos cantos operáticos se combinan con la precisión del Breakcore de una manera absolutamente impredecible. Cada cambio de estilo se siente decidido, creando una emocionante, a veces agotadora, sensación de tensión y liberación. La oscuridad del álbum es una evolución palpable, cambiando de la ironía al humor, con solemnidad, melancolía y profundidad emocional. Los dos temas mencionados van a quedar nominados como contendientes a Canción del Año de ELOMC
Lo que eleva a "Amen" por encima de mucha gente es que son francamente únicos, realmente creo que nadie (salvo que alguien me ayude y corrija) hace cosas así. La presencia recurrente de evocadoras voces de soprano y coro inyectan gravedad y un aire gótico, quizás donde es más impactante se percibe es en el tema Limbo, donde los coros angelicales y las armonías contrastan con growls y una profunda sensación de amenaza. Esta fusión de belleza clásica y agresividad metalera logra un efecto inusual y escalofriante, a la vez grandilocuente y conmovedor.
El diseño de sonidos en “Amen” alcanza nuevas cotas para mí, no entiendo como no había escrito de ellos antes, pero ciertamente este es -de lejos- el mejor de sus discos. La complejidad es asombrosa: cuerdas orquestales, florituras barrocas, uso del Industrial, coros y más que se combinan a la perfección con los breakbeats fundacionales de Igorrr. A diferencia del mero eclecticismo, cada sonido aquí tiene una narrativa: cada colisión de estilos es un experimento planificado, no un truco improvisado. La base sonora del Breakcore, especialmente en temas como ADHD, transforma el arquetipo de los 'cortes' que se haya en "Amen" en algo retorcido y desafiante, más ingenioso e integrado que en cualquier trabajo anterior. Carajo, si temas como Mustard Mucous o Pure Disproportionate Black And White Nihilism no te parten el cuello, nada lo puede hacer.
En la discografía de Igorrr nunca ha habido un álbum tan cohesivo en su locura y tan sereno en su aproximación al caos como "Amen". Discos anteriores me gustaron por su fusión extrema, pero sentí que se desviaron hacia la imprevisibilidad salvaje por sí misma. En contraste, "Amen" alcanza un nuevo nivel de tensión y disciplina, canalizando el afán experimental de Igorrr en su declaración artística más pura y poderosa hasta la fecha. Sin duda, este es el mejor álbum de la banda y quizás el mejor del estilo -¿el estilo Igorrr?-, un hito no solo en su carrera, sino también en la música experimental.
10/10 Un disco para atesorar, aunque cueste entrarle. Probablemente lo mejor del Avant-Garde desde "Pandora's Piñata" (2012) de Diablo Swing Orchestra. Nominado como contendiente a Disco del Año.
Lo que realmente te engancha a pesar de ser un disco difícil, es la facilidad que te hace sentir que por ejemplo en Headbutt los cambios de estilos se ven orgánicos. Es oscuro. El nivel de producción también ayuda bastante. No por nada George Fisher y Scott Ian ya han estado involucrados en la banda.
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