He tenido que darle tiempo al debut de los suecos de In Aphelion, me he abstraído de buscar comentarios en la red, he intercalado la escucha con otras bandas, otros géneros, todo en favor de decantar mi impacto inicial, las primeras tres o cuatro vueltas que me lleva la toma de contacto básica con un disco que perfilo como candidato para comentar en ELOMC, todo en aras de acercarme un tanto más así a la idílica objetividad, la cual se desvanece ya sólo cuando la miras. Pero lo he intentado, lo aseguro, un disco como "Moribund" lo merece.
Éste es fácilmente el mejor disco de Black / Melodic Black del año, eso está claro, el punto no es tanto destacar eso como el trabajo de songwriting, calidad interpretativa, impacto que causa en la memoria y puesta en ejecución técnica. En una época en la que el Black se reitera a si mismo ad nauseam, que una gente como In Aphelion, sin romper cánones, sin reescribir el género y sonando como lo hacen -como una banda de Black- logren una entrega de este calibre me asegura que todavía queda mucho por explorar en el más intenso de los géneros del Metal, a despecho de todos -incluso de los amantes del True- quizás incluso el más verdadero Metal... gustosamente discutiría el punto.
"Moribund" es un disco todo lo extremo que se puede esperar del estilo, con la casi perfecta combinación de melodías y agresión profunda, con la lírica anticlerical pertinente (o abiertamente satánica, para los que gusten de eso), con un ritmo frenético y lo más importante y que los destaca especialmente, la incorporación de una melodía subterránea, esa que corre por debajo del caos sonoro y que para disfrutar requiere poner un extra en la atención, que separada y tocada por un violín podría arrullar infantes en su cuna (coronada por una cabeza de cabra, eso sí).
No quiero que lo que vengo diciendo, que mezcla el concepto con metáforas ridículas (como yo, of course), le quite la importancia al mensaje que quiero transmitir: In Aphelion logra con éste ese primer disco genial y estratosférico, lo que todas las bandas quieren para iniciarse. Claramente por ser lo que son y tocar Black -segunda ola, para más señas- no van pasar al imaginario popular como lo haría un "Appetite For Destruction", estas mieles están reservadas para bocas con lengua viperina y no para el mass media (aunque nunca se sabe), pero les aseguro, este es un disco que debería causar mella.
Lo que compone el trabajo tiene algo interesante por doquier, la batería es cambiante, precisa, potente; la voz de Sebastian Ramstedt (ex-Necrophobic) puede ser utilizada como inspiración para pesadillas; el bajo es poderoso y profundo y guitarra de nivel estratosférico, todo con el suficiente toque de melodía y la cantidad justa de atmósfera. Las canciones son casi todas de primer orden, destacando He Who Saw The Abyss, Sorrow, Draugr, Fire And Hate y la mejor, Requiem -nominada como contendiente a canción del año-. La grabación es un tanto larga para la intensidad, pues cincuenta y ocho minutos de esto agotan y el tema Luciferian Age no me terminó de impactar, de resto, así deseo mi dosis de Black diaria.
8.5/10