Hay discos que te dan ganas de bailar y otros que te dan ganas de acostarte en un campo de noche, bajo un cielo amoratado, mirando al vacío y desafiándolo a que te devuelva la mirada. "Heritage", de Structure, se sitúa firmemente en la segunda categoría. Un monolito sónico que revoluciona tanto placas tectónicas como estados emocionales, "Heritage" es el tipo de debut que te atrapa y te dice: 'escucha y siente'.
Structure, un unipersonal del holandés Bram Bijlhout que canaliza la intensidad espiritual de eminencias del Melodeath Doom, de gente como Cult of Luna y Amenra y a la vez que se forja un nicho propio con un sorprendentemente ágil sentido de la melodía y un uso cautivador del espacio. "Heritage" no es solo pesado, es melódico, es lento, es atmosférico y por sobre todo, está bien hecho, es ese primer disco que siempre me deja pensando si semejante demostración podrá ser replicada en futuras entregas o si aquí se puede haber gastado todo lo que traía en el tanque.
El álbum abre con Will I Deserve It, una catedral sonora que no puede dejar indiferente a nadie, su emoción melódica y oscura es trascendente y su riff, de esos que se quedan contigo bastante tiempo después de haberlo escuchado, un serio contendiente a Canción del Año de ELOMC, que como tal queda nominada. En general el resto del disco se pasea entre el Doom y el Death de tintes melódicos con mucha calidad. Las guitarras, invocan riffs y sus bloques de sonido son a veces majestuosos. La batería, por su parte, logra equilibrio entre la urgencia tribal y la serenidad apocalíptica; piensen en tambores de guerra tocados por existencialistas XD
La producción de "Heritage" es cruda sin ser turbia, espaciosa sin perder impacto. Cada golpe de platillo resuena y cada nota grave se percibe. Este no es un álbum que 'se pone', es un álbum que se percibe y que te hipnotiza. Sin ser un disco perfecto, puesto que quizás recurre a algunas fórmulas conocidas y le puede faltar algo de innovación, "Heritage" tiene honestidad sonora y emocional. En definitiva, el trabajo es menos una colección de canciones y más un ritual. Es música para los espacios liminales, para los momentos en los que no estás seguro de si te estás desmoronando o finalmente te estás recomponiendo.
Me ha gustado mucho este disco, se siente que deja recuerdo, sentimiento y música. Si tan solo Structure fuera capaz de seguir creciendo en su sonido y alguna próxima entrega deslastrarse de ciertos lugares comunes, estoy seguro que estaríamos en presencia de una de los hechos más importantes del género. Bien por Mr. Bijlhout, ha llamado la atención, ahora solo falta hacer carrera.
8/10
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