"The Sleeping City" de An Abstract Illusion es un ejemplo impactante de cómo el Melodeath Progresivo puede seguir rompiendo esquemas sin perder su profunda emotividad. El cuarteto sueco, ya conocido por fusionar complejidad melódica con una contundencia sonora devastadora en su anterior "Woe" (2022), regresa con un álbum que se siente a la vez como una meditación y una tormenta. Cada instante parece meticulosamente elaborado, y el resultado es un disco atmosférico, melancólico, complejo, melódico, agresivo, denso, épico, apasionado y triunfal.
Desde sus primeros compases, "The Sleeping City" crea una atmósfera envolvente que sumerge al oyente en un mundo sonoro paralelo. Capas y capas de texturas de sintetizador y melodías de guitarra entrelazadas crean una cualidad onírica, dotando al álbum de su alma melancólica. Sin embargo, esta melancolía nunca se convierte en desesperanza; al contrario, se transforma en una fuente de poder, alimentando el núcleo emocional del disco y potenciando su narrativa inmersiva.
En cuanto a la contundencia, An Abstract Illusion continúa demostrando su maestría en el contraste dinámico. Las transiciones entre riffs oscuros, trémolos y radiantes oleadas melódicas se ejecutan con una precisión impecable. Los blast beats retumban bajo cascadas de tonos de guitarra limpios y sintetizadores que parecen brillar como la niebla sobre las montañas. Es un sonido que se siente a la vez meticulosamente compuesto y profundamente sentido, reafirmando el compromiso de la banda con la autenticidad emocional incluso dentro de los límites técnicos de su género.
Conceptualmente, el álbum se desarrolla como una narrativa unificada que equilibra la desesperación existencial con destellos de trascendencia. El marco conceptual de la banda invita a la interpretación, abordando temas como el aislamiento, la vida moderna y la búsqueda de sentido en medio de la decadencia. Esta cohesión convierte a "The Sleeping City" no solo en una colección de canciones, sino en un viaje completo, una suite que exige atención plena y recompensa las escuchas repetidas. Cada tema contribuye a un arco emocional y estructural mayor, culminando en momentos genuinamente épicos y apasionados.
Musicalmente, los arreglos logran un equilibrio excepcional: complejos y melódicos, agresivos y conmovedores. La riqueza sonora es palpable, con detalles que emergen gradualmente: coros, florituras de teclado y contramelodías que podrían pasar desapercibidas en una primera escucha, pero que profundizan la resonancia emocional con el tiempo. La producción complementa esta densidad, enfatizando los momentos más caóticos. Sin embargo, esto también conlleva una de las pocas debilidades del álbum: la mezcla general se siente demasiado comprimida. El rango dinámico a veces parece aplanado, privando a algunos momentos culminantes del espacio que merecen. Un poco más de apertura en la masterización habría resaltado los contrastes que definen el sonido de la banda.
Otra pequeña deficiencia es el tema Silverfields. Si bien es competente y emocionalmente sincero, no alcanza las cotas visionarias del resto del material. Sus ideas se sienten algo menos desarrolladas, funcionando como una meseta entre picos en lugar de una cumbre en sí misma. Aún así, canciones como Blackmurmur (nominada como contendiente a Canción del Año), Like a Geyser Ever Erupting, Emmett y The Sleeping City, son excelentes temas que recompensan en cada repetición.
Fuera del par de defectos menores mencionados, este es un disco por lo demás cautivador. "The Sleeping City" es un testimonio de la capacidad de An Abstract Illusion para fusionar una intrincada musicalidad con una gran ambición emocional.
8/10

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