Thy Catafalque, el proyecto que originalmente era Avant-Garde de Tamás Kátai, ha ocupado durante mucho tiempo un nicho único en el mundo de la música: un espacio donde el Black, el Folk, la Electrónica y el Progresivo colisionan en un caleidoscopio de sonido. En "XII: A gyönyörű álmok ezután jönnek" (que se traduce algo así como XII: Los bellos sueños que vienen después), Kátai profundiza en su sonido característico, pero que como ya adelantaba en "Vadak" (2021), se ha venido alejando cada vez más del estilo extraño que centró entregas anteriores, como "Naiv" (2020), "Meta" (2016) y "Sgurr" (2015), entregando en esta oportunidad un álbum ricamente texturizado y ecléctico que se siente a la vez introspectivo y expansivo.
Primero, dejemos algo en claro: este álbum es innegablemente ambicioso. La capacidad de Kátai para tejer géneros dispares en un tapiz sonoro cohesivo sigue siendo inigualable. Las canciones de abrir, Piros kocsi, fekete éj y Mindenevő, sirven como un microcosmos perfecto del espíritu del álbum. Comienzan con capas de sintetizador antes de explotar en un frenesí de riffs distorsionados y melodías Folk. Es una declaración audaz: espera lo inesperado.
A lo largo de "XII", hay un énfasis distintivo en los contrastes. en los temas se yuxtaponen voces operísticas elevadas con guturales, mientras que se mezclan pasajes acústicos suaves con ritmos electrónicos pulsantes. Esta interacción crea momentos de belleza, particularmente en el uso de motivos folclóricos húngaros, que anclan el álbum en un sentido de lugar y tradición.
Sin embargo, hay una delgada línea entre lo ecléctico y lo abrumador y "XII" ocasionalmente se tambalea al borde. Temas como Nyárfa, nyírfa, Lydiához y Vakond viran hacia la indulgencia, con largas secciones instrumentales que pueden sentirse más como una exhibición de destreza técnica que como una progresión narrativa significativa. Con casi una hora de duración, el álbum exige paciencia y repetidas escuchas, lo que podría disuadir a los oyentes ocasionales.
"XII" realmente destaca en su producción. Thy Catafalque como siempre es un ejército de creatividad de un solo hombre que equilibra magistralmente las densas capas de instrumentación. Cada herramienta, desde el rechinido metálico de las guitarras hasta las delicadas cuerdas del violín, tiene espacio para brillar. El álbum se siente vivo, respirando con calidez orgánica incluso durante sus momentos más mecánicos y electrónicos.
En cuanto a las letras, "XII" es totalmente enigmático. Como es típico de Thy Catafalque, el húngaro sigue siendo el idioma elegido, lo que agrega una capa adicional de misticismo para los no nativos, es decir, el 99% de la humanidad. Entiendo por lo que busqué que la naturaleza, la memoria y la trascendencia se repiten en todo momento, lo que -supongo- le otorga al álbum una profundidad filosófica que recompensa a quienes están dispuestos a involucrarse con la lírica.
A pesar de sus excesos ocasionales, "XII: A gyönyörű álmok ezután jönnek" es un logro notable. Es un álbum que desafía e inspira. Para los fanáticos del Avant-Garde este ya quizás no sea el patio de recreo acostumbrado, pero en materia de Blackened Prog, o para cualquiera que anhele música que se atreva a ser diferente, "XII" es una escucha necesaria.
8/10
Ufff...ya esperando con ansias que llegue en formato físico el lp para disfrutar de esta inefable banda (¿?) de Avant-garde.
ResponderEliminarMuy buena reseña Alfonso. Saludos!