“Legacy”, el segundo álbum de la banda londinense de Progresivo, Ihlo, es una declaración de intenciones de un grupo que comprende a la perfección la mecánica de la evolución del género. En esencia, el disco fluye como una carta a la grandiosidad y fineza técnica de grupos clásicos de metal progresivo como Dream Theater, a la vez que añade un refinamiento de producción contemporáneo y un enfoque emocional. La música de Ihlo captura el atractivo intelectual de un ritmo y una estructura complejos, pero lo equilibra con calidez y accesibilidad.
Lo que hace que “Legacy” sea inmediatamente interesante es su refinamiento y coherencia. Desde el primer tema, se hace evidente la meticulosa atención de Ihlo a los arreglos y la atmósfera. Las primeras cuatro canciones —Wraith, Replica, Source y Empire— conforman el corazón del disco y muestran las mayores fortalezas de la banda. Wraith marca el tono con melodías vocales imponentes y una poderosa base rítmica que insinúa tanto destreza técnica como intención emocional. Replica continúa con intrincadas capas de interacción de sintetizadores y guitarras que recuerdan a la era de "Metropolis Pt. 2" de Dream Theater, aunque el enfoque de Ihlo se siente más sobrio en texturas.
La fascinación de la banda por los matices emocionales la diferencia de las ramas más agresivas o técnicamente indulgentes del Progresivo. Hay una clara influencia de la sensibilidad melódica de la mencionada Dream Theater, pero Ihlo la filtra a través de una lente diferente: menos velocidad o extravagancia y más claridad sonora. La voz es particularmente notable. Se sitúa en el centro de la mezcla con claridad y seguridad, guiando las canciones a través de dinámicas cambiantes sin eclipsar la complejidad instrumental. El control y la atención del cantante Andy Robinson (aka Progfox) al fraseo aportan al álbum gran parte de su esencia.
En cuanto al tono, "Legacy" no es un disco de intensidad constante. Quienes busquen agresividad o dramatismo pesado lo encontrarán más mesurado que visceral. El álbum presenta momentos mordaces -riffs disonantes ocasionales y enérgicos desarrollos que dan forma a canciones que, de otro modo, podrían derivar- pero, en general, Ihlo se inclina por la construcción atmosférica y la expansión melódica en lugar de la fuerza bruta. Esta elección hace que "Legacy" sea una escucha cómoda incluso para quienes se inician en el Prog, combinando la maestría musical técnica con la inmediatez emocional de una manera madura y accesible.
Aun así, a pesar de sus muchos puntos fuertes, "Legacy" a veces carece de impacto duradero. La impecable producción y el ritmo contenido a veces suavizan elementos que podrían haberlo hecho más memorable. Si bien los primeros temas brillan, llenos de subidas dinámicas, interpretaciones expresivas y un fuerte sentido de la dirección, en la segunda mitad del disco pierde algo de impulso. Sigue siendo agradable y bien construido, pero algunos momentos individuales tienden a mezclarse, dejando una ligera sensación de monotonía al final del álbum que también puede hacerse muy largo en su hora y casi diez minutos.
Incluso con estas pequeñas deficiencias, "Legacy" se erige como un buen capítulo en la evolución artística de Ihlo. Su precisión, inteligencia emocional y un trabajo vocal impecable lo convierten en una escucha gratificante, especialmente para aquellos que aprecian la sofisticación melódica de DT pero prefieren una interpretación más sutil y menos agresiva. Puede que "Legacy" de Ihlo no redefina el género, pero reafirma que el género aún puede sentirse vanguardista, atractivo y humano.
7.5/10
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