"Endless Forms Most Beautiful" es una vuelta a las raíces del sonido de Nightwish, un poco más estilizado, con la sorpresa, agradable para unos y un poco menos para otros, del uso de la voz líder sin elementos líricos, lo que habrá a quien le parezca que le quita al conjunto su sello distintivo. Yo, en lo particular lo veo como el definitivo adiós, después de varios años, al lastre que significaba en la memoria colectiva asociada al grupo las cantantes Tarja Turunen y en menor medida, Anette Olzon.
Lo cierto es que, si se logra aceptar que la perspectiva de la banda ya no incluye la llamativa forma de hacer Symphonic con una voz 'culta' y sus elementos musicales tienden ahora un poco más hacia los sonidos Melodic y Folk que aporta la incorporación del inglés Troy Donockley y de Soundtrack, en la continuación de la estela que dejó "Imaginaerum" (2012), tal vez este disco se convierta en uno de los éxitos del año. A mi no me ha dejado de sorprender, a pesar de la fuerte expectación que generó y considero que Nightwish (nótese que no digo 'el nuevo Nightwish') ha creado un disco admirable.
Cuando se escucha "EFMB" se percibe la herencia de la banda, sus sonidos son lo que siempre fue Nightwish, casi cada canción me trajo a la memoria temas que les he escuchado antes y sin embargo, este es novedoso y con un diferente acercamiento, es un golpe de melodías, sonidos coherentes y emocionantes, no digamos bien grabado, mezclado y producido... que ya sería lo de menos viniendo de las manos de Tuomas Holopainen. Este trabajo puede fácilmente resumir lo realizado por la banda en sus casi veinte años de presencia en el mundo del Sinfónico y que los ha colocado como una de las referencias obligadas a la hora de hablar de Metal melódico.
Adentrándome en el disco descubro que es un trabajo con elementos conceptuales, basado en el libro 'El Origen de las Especies" de Charles Darwin, de donde se extrae el título y que se desarrolla en once canciones y más de setenta y ocho minutos; duración extrema derivada de la principal canción del disco, The Greatest Show On Earth, que para el reloj en impresionantes veinticuatro minutos, movimiento arriesgado y que puede ser muy grueso de tragar para algunos. Sin embargo el tema es de una calidad impresionante, cambiante, sensible, histriónico y sobrecogedor... merece y queda nominada como Canción del Año de El Lado Oscuro - Metal Crítica.
El trabajo, como he dicho, es más melódico y de forma casi contradictoria, más suave, pero no aburrido, al contrario, en su recorrido hay guitarras interesantes e intensas, un uso exquisito del teclado, mucha atmósfera y gran sensibilidad. Es un disco hecho a la medida de los amantes del Metal ubicados en el sector más pacífico del espectro, que no flojo ni falto de bastante emoción. Los sonidos que se desarrollan en torno al riff central se hacen hipnóticos y permiten transportarse a varias zonas sensoriales. De hecho se me antoja decir que este disco pareciera realizado con la ejecución en vivo en mente, con el objeto de hipnotizar al público y esto creo que será lo que lo haga más duradero... veremos.
La banda suena cohesionada, la incorporación de la hermosa Floor Jansen es el suceso más importante en la banda desde la salida de Tarja y un acierto desde mi perspectiva, especialmente por el riesgo que significa haber decidido no usar la técnica de canto lírico por la cual Nightwish fue tan reconocido, sino usar el gran rango de la holandesa, desde una perspectiva más natural, a pesar de que es una excelente soprano (e incluso dominadora del growl)... claro, habrá a quien le parezca sacrílego hacer pasar a Nightwish por semejante cambio. Eso realmente creo que será el punto de quiebre en el comentario de los muchos fanáticos de la banda.
Todo el disco es interesante, lleno de oferta musical y de gran gusto. Incluso los temas fundamentalmente instrumentales tienen sentido de interludio y sensorialmente ayudan a crear un todo excelente. Me voy a decantar por sugerirlo ampliamente, a riesgo de que haya puristas (mayormente Tarja fans) que lo vean como una traición a la memoria de discos como Oceanborn (1998), Wishmaster (2000), Century Child (2002) o Once (2004). Nightwish vuelve al Symphonic luego de explorar las bandas sonoras y lo hace como sólo los grandes saben, con intensidad y calidad.
9/10 Segundo nominado a Disco del Año de El Lado Oscuro - Metal Crítica