CC tuvo hasta la deferencia de darme una entrevista hace años y ha llegado el punto en el que no se si luego de este comentario voy a seguir haciéndole críticas a los -por lo menos- diez discos que le quedan por venir y es que para el que medio tenga una idea de la banda, es totalmente improbable que una de sus grabaciones vaya a decaer, pero tampoco vaya a elevarse demasiado. Cannibal Corpse es LA BANDA de Brutal Death, ese puesto está ocupado por ellos y sólo será el dia que Grindcorpse decida, cuando quedará vacante.
Quien ha seguido este humilde blog leyó mi comentario de Mötorhead y la verdad es que cuando lo releo me erizo, porque pareciera que estaba presintiendo algo (solo seis meses después Lemmy nos dejaba), con CC me pasa parecido, aunque estoy seguro que a estos coños les queda mucho por hacer todavía. No son originales, pero siempre serán revienta nucas, estentóreos y abrasivos (estoy tentando a terminar la frase con un 'como Dios manda', pero temo que alguien se ria :)
A Cannibal Corpse y sus discos le pasa como a la imaginaria espada Hatori Hanzo de la película de culto Kill Bill: no tiene como compararse con otras bandas, sólo se puede comparar con ella misma. Al que le guste, bien y al que no, jamás lo entenderá. Cualquier metalero que se precie así mismo de llamarse así tiene que ir a un concierto de esta gente, esa experiencia -para mí- se encuentra en uno de los primeros lugares de agresión sensorial que existe, es casi liberador sentir la pared sonora que cae encima de un fanático y en este disco todos estos dogmas se repiten, tal y como es de esperar.
Una vez que se terminan de oír los villancicos que componen "Red Before Black" se concluye que la banda está fuerte, sigue siendo una de las mejores exponentes del género y la originalidad del mismo es inexistente. Este disco no es, ni más, ni menos, otra buena presentación de CC, la cual no pretende ni por asomo demoler preconceptos o redescubrir la rueda. Suena y se aprecia -aquellos que entienden la liturgia- con toda la calidad usual, destructor, árido y poderoso. Sus riff son cortos, lacerantes y siguen invitando a romperle la cara al primer pendejo que se acerque demasiado. El ritmo, principal acervo de la banda, mantiene su presencia y si se le sigue (¿Qué otra cosa se podría hacer?) cumplirá con la promesa de lesionarte el cuello.
Algunos temas destacan, mínimamente quizás, el resto podría ser conseguido repetido en cualquiera de sus trece discos anteriores... sin que realmente eso importe mucho. Este disco, como fue "Torture" (2012) o "A Skeletal Domain" (2014) y todas las grabaciones de la banda, lo único que prometen es que nunca serán seleccionados como discos del año, sin embargo aseguran que su maestría en el estilo y la transmisión de emociones que manejan nunca te dejarán impávido y se merecerán un par de días -o más- al año de exclusividad en los oídos, cuando los sentimientos así lo requieran.
Al que le gusta CC sabe a lo que se enfrenta, no dejará de escuchar "Red Before Black" ni por lo que yo o cualquiera diga, a los que no ni se acercarán, por lo que cierro el comentario dirigiéndolo a los novatos: este tipo de discos hay que escucharlos detenidamente al menos una vez en la vida, con el alma abierta a las emociones brutales y la esperanza puesta en que los espíritus oscuros les brinden
gusto por él. Les cambiará la vida.
No le voy a poner nota por todo lo señalado. Cada quien saque su conclusión y si les parece, por una vez sean ustedes los que lo califiquen en los comentarios, en vez de ser yo.
No le voy a poner nota por todo lo señalado. Cada quien saque su conclusión y si les parece, por una vez sean ustedes los que lo califiquen en los comentarios, en vez de ser yo.