Ok, se acerca el final de 2014, tengo casi cuatro años manteniendo este blog y lo cierto es que desde hace al menos dos o más me visitan -increíblemente- unas veinticinco mil veces al mes (si, >25.000) y sigue en aumento... todo eso me justifica esta exposición, además de que hoy estoy inspirado y me siento mejor que en los cuarenta y cinco años previos de mi vida, por lo que creo que cabe un comentario para responder eso que tanta gente piensa y no se atreve a preguntar :) de '¿por qué?', ¿por qué me gusta y le dedico tiempo al Metal? ¿por qué lo escucho...? o ¿es que acaso mi objetivo es llamar la atención?
Lo cierto es que durante muchos años me he sentido 'oidor de música'. Pero retrocedamos: a pesar, por ejemplo, de que poseo desde los catorce años bastantes guitarras, algunas incluso exóticas, lo cierto es que no las toco muy bien (ni siquiera 'bien'), sin embargo su sonido me embelesa y me lleva a sitios insólitos. ¿Por qué entonces no seguir a quienes parecen los mejores ejecutantes de tan difícil instrumento?... incluso mis hijos demuestran una capacidad fuera de mi alcance para tocar música, no hablemos de mi hijo mayor, a quien muchos consideran un excelente bombardinista (eufonio o tuba de menor tamaño, instrumento que yo no sé ni hacer sonar mal). El Metal parecía el sitio correcto para satisfacer mi necesidad de buen sonido de seis cuerdas.
En mi primera juventud, esa que algunos ubican entre los doce y los treinta y tantos años, escuché de todo y de lo que todos escuchaban: Pop, Rock, New Wave, Thrash, Heavy, Progresivo, Salsa, Jazz, Clásica... esta última fue, de hecho, mi primer negocio: junto con un tio mucho mayor que yo tuve una pequeña empresa importadora de Cds de música clásica, pero de la más exclusiva, de sellos suizos y austríacos de los más selectos, nada de 'Deutsche Grammophon' ni cosas así, puro nivel exótico: Nuestros clientes: ejecutantes de las bandas sinfónicas más importantes de Caracas, tiendas super especializadas y distribuidores serios; no miento al decir que llegamos a ser a comienzo de los noventa la importadora más grande de este género, aunque el mercado era muy limitado, más de cinco mil discos al año era asombroso... pero como tenía una participación pequeña en la compañía, "Cadenza Music" se llamaba, mis utilidades siempre fueron en discos y ¡que discos!, lo más granado de una época en la que no había internet y conseguir ese tipo de sonidos, especialmente hace veinticinco años, era muy difícil... entre eso y las cosas que amigos como Simón, Angel y su hermano Marco, Pablo y Antonio, conseguían, me fui nutriendo: Rush, Triumph, Police, Yes, Queen, Marillion, Scorpions, Metallica, Judas Priest, Iron Maiden, Van Halen y varios otros comenzaron a darme a conocer discos espectaculares.
Luego fui interesándome por sonidos más crudos. Aquí y allá conseguía discos casi clandestinos de Black, el cual era chochante al comienzo, especialmente por los preconceptos religiosos con los que había sido formado, pero que se convertían en un placer culpable, sobre todo por el trasfondo Punk que había en esos sonidos. El que haya oído a Celtic Frost en sus inicios no puede negar la fuerte influencia Six Pistols que ahí había.
En todo caso, hace unos veintidós o veintitrés años, recién graduado de abogado (sip, soy abogado... de una multinacional de las más grandes en su área, para sorpresa de algunos), decidí que era esa música chochante la que más me gustaba, aunque todavía la mezclaba con mucho Pop (por favor...!! la movida española de los ochenta y noventa es parte de la banda sonora de mi vida y todavía tengo todos los acetatos de Mecano!!) y me dediqué, en la soledad de mi primera oficina como freelancer, a escuchar muchas horas de Thrash y Heavy... en un intento desesperado de salvar la pureza del Metal de las garras del Grunge, que -como lo he dicho muchas veces- casi lo destruye a inicios de los noventa.... sólo por eso el 'Big Four' merecen gloria eterna.
Luego de varios años de oir Metal y otras cosas menos 'kosher' como Meat Loaf y todo lo que salía de las manos de Jim Steinman, hace unos quince años -más o mierda- dejé de escuchar deliberadamente todo lo que no fuera verdadero Metal y descubrí algo que parece contradictorio en sí mismo: el Metal es popular, pero elitesco; es divertido y crudo, pero inteligente; es emocionante, pero complejo y definitivamente no es para todo el mundo. Aquellos que hemos sido bendecidos por los humores oscuros del sonido de la guitarra desgarrada, el bajo subhumano, la bateria criminal y el grito en el pecho, sabemos que somos guardianes de un secreto: el Metal es la manifestación artística, al menos musical, más intensa y descaradamente brutal que existe... y el secreto se guarda a si mismo!... aunque le muestres a tu amigo, a tu hermano o a tu pareja esos sonidos, si ellos no abren su mente y su corazón a ese secreto, el mismo nunca se les revelará y sólo les sonará, como ellos lo definen, "a ruido".
Diré para cerrar que, aunque suene contradictorio, el Metal no necesita que sepas de sus interioridades, pero favorece leer y estudiar acerca de él; su sonido arrastra inmisericorde a cualquiera que se rinda a su fuerza y sin embargo es mejor conocer sus artes; y su imaginería es espectacular, aún cuando mucho es... y no es. Continuaré algún día, más adelante, narrando de los placeres que el Metal y este blog me han generado, pero de momento lo dejo aquí, satisfecho por haber descubierto un poco más el sentido de lo que hago y en conjunto hacemos los metaleros, unidos por un growl que espanta, una guitarra que grita o un riff que impacta.
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Alfonso