La muy esperada entrega de Running Wild, banda alemana atada a un pasado heroico desde 1976, en el Power y el Heavy, era opinión obligada en casi todos los foros. Finalmente, lo cierto es que luego de que "Shadowmaker" (2012) fuera una decepción casi total y posiblemente el punto más bajo de la trayectoria del combinado dirigido por Rolf Kasparek, las ganas de que presentaran algo del gran nivel del acostumbrado, eran muchas.
En lo que al contenido del disco se trata, temo creer que la época de oro de la banda ciertamente se confirma que ya pasó, pues es difícil considerar "Resilient" como un álbum a la altura de Running Wild. El disco, entendido como su propio nombre lo define, se arrastra en el pasado glorioso del grupo, pero nunca a la velocidad necesaria, va a tientas y con un espíritu que, aunque evoca su vieja escuela, no destaca por su dinamismo o entusiasmo. Su sonido no es molesto pero carece de fuerza y ánimo, con algunas excepciones en las que todavía se perciben unos pocos riffs y las líneas melódicas de peso, el disco en general se agota rápido y suena viejo.
Elementos que acostumbraba a mostrar RW, como la velocidad, riffs asesinos, bajo intenso y batería poderosa, se sienten un poco desgastados y el songwritting repetitivo y hasta flojo. Evidentemente el disco tiene algunos momentos divertidos, pero le falta la agilidad de la juventud en la ejecución y la voz de Rolf suena cansada. La excepción del disco y las esperanzas de revivir las viejas glorias del grupo recaen en la canción de diez minutos Bloody Island, la cual es valiente y desafiante, deliberadamente evocadora de su edad de oro. Sin embargo, Running Wild, o más bien, su fantasma, a pesar de que pueden cumplir con gallardía, creo que con "Resilient" están cerrando su larga historia; si bien este disco es mejor que "Shadow Maker", no los representa debidamente.
Para no tener que ir a recordar la proto historia del grupo, sólo diré que discos como "The Brotherhood" (2002) y "Rogues en Vogue" (2005) se encuentran varios escalones por encima de sus últimas dos entregas y en lo que a este álbum específicamente se trata, el mismo carece del 'espíritu de la banda', es decir, lo que debe ser el ingrediente principal de cualquier conjunto cuando los pones juntos a hacer Heavy. Las esparcidas notas emocionantes que figuran en el disco me llevan a pensar que Running Wild ha perdido personalidad y ya no pueden hacer Power vulgar y vivo, como eran capaces.
Erase una vez... Running Wild, a menos que un bienvenido milagro cambie lo oído. Quizás por haber quedado prisionera de una sola persona, Kasparek, que con todos todos los defectos y las virtudes del caso, cuando se rompe -como lo ha mostrado-, ocurre, como en todos los ámbitos de la vida, deja malograda la obra. "Resilient" es frente a "Shadowmaker" una prueba de orgullo y un paso adelante, pero al final deja en el aire un sabor agridulce.
6/10